Durante años, la industrialización ha sido una promesa recurrente en el sector de la construcción: una idea asociada a eficiencia, control y sostenibilidad. Sin embargo, su desarrollo real apenas empieza a mostrar su alcance. Lo que antes se percibía como un movimiento tecnológico o una mejora de procesos, hoy se entiende como una transformación estructural que está redefiniendo quién crea valor, quién lo captura y quién corre el riesgo de quedarse atrás.
Un nuevo reparto del valor
Según el último informe de Apliqa Consultoría Estratégica, los integradores industriales —aquellos que controlan el diseño, la fabricación y el montaje— están alcanzando márgenes de entre el 15 % y el 20 % EBITDA, mientras que los fabricantes de materiales apenas se sitúan en torno al 5 %.
La diferencia no está solo en la productividad o en la escala, sino en algo mucho más profundo: el control del sistema constructivo. Quien domina la integración define estándares, fija especificaciones y, en última instancia, decide qué productos entran o salen de la ecuación.
Esta nueva lógica obliga a los FMC (fabricantes de materiales de construcción) a replantearse su papel. La cuestión ya no es producir más o más rápido, sino decidir en qué parte de la cadena de valor seguir siendo relevantes. La industrialización puede ofrecer previsibilidad y volumen, sí, pero también puede reducir el margen si el fabricante no acompaña el cambio con una propuesta técnica sólida y diferenciada.
Una oportunidad que aún está por madurar
En España, la construcción industrializada representa apenas entre el 2 % y el 5 % de la obra nueva. Sin embargo, el PERTE de la vivienda industrializada, con una inversión pública de 1.300 millones de euros, busca duplicar la producción anual hasta 15.000 unidades y movilizar más capital privado en los próximos años.
El potencial es enorme, pero también lo son las incógnitas: ¿se consolidará una cadena logística capaz de sostener la escala? ¿Estarán los fabricantes preparados para integrarse en un modelo donde la prescripción técnica se define aguas arriba?
Mientras algunos países europeos ya superan el 20 % de construcción modular —Suecia incluso el 90 % en vivienda unifamiliar prefabricada—, España se encuentra todavía en fase de aprendizaje. Esta situación, lejos de ser una desventaja, ofrece un margen de maniobra estratégico a los fabricantes.
Un momento para decidir con datos
El informe de Apliqa no busca alimentar el entusiasmo ni reforzar el escepticismo, sino aportar una visión realista basada en cifras contrastadas. A través del análisis de tendencias europeas, márgenes comparativos y casos concretos, propone una lectura clara: la industrialización no es una moda, sino un cambio de fondo que ya está alterando los cimientos del sector.
Si diriges una empresa fabricante de materiales, este informe te ayudará a comprender cómo está evolucionando el mercado, dónde se están desplazando los márgenes y qué decisiones estratégicas deberías tomar hoy para seguir influyendo mañana.
Óscar Sánchez Gandarias es CEO y fundador de Apliqa, consultora estratégica especializada en crecimiento empresarial para el sector de materiales de construcción en España. Con más de 30 años de experiencia directiva, ha trabajado en empresas como Fagor, Technal y Alumafel, y desde 2012 lidera proyectos de transformación, marketing y posicionamiento para más de 150 compañías industriales.
Es ponente habitual en ferias como Construmat, Rebuild, Construtec y Matelec, y colaborador en medios como Alimarket, Interempresas o Radio Intereconomía. Su enfoque combina estrategia, ejecución y un conocimiento profundo del tejido industrial español.
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