Hace algún tiempo hablábamos sobre los ‘millenials’ y sus demandas para con los edificios. En esta ocasión, voy a referirme al otro gran cambio demográfico que influirá en la industria: “la generación plateada”. Descubre en este artículo el futuro de la industria de la construcción.
Envejecimiento poblacional y Big Data marcarán el futuro de la industria de la construcción
El envejecimiento de la población es un hecho. Y con él un cambio radical en la concepción de nuestros edificios y sus materiales. Es evidente, que con la edad se incrementan las dificultades para la realización de ciertas actividades en el hogar debido a una reducción de la salud, movilidad y destreza entre las personas de edad avanzada.
Y en paralelo, la mayoría de los hogares estarán ocupados por una sola persona. Así lo demuestran las proyecciones publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE). ¡Para el año 2031, cinco millones y medio de viviendas tendrán un único ocupante! Por ambas razones los edificios deberán prestar muchas más ayudas a sus ocupantes y sin perder de vista la sencillez de uso que estas soluciones deben suponer para este colectivo como condición no negociable.
De los hogares unipersonales que había en 2015 en España, un 40% corresponden a personas de 65 o más años que vivían solas y esta cifra se disparará en España un 20%.
A esto hay que añadir, que el análisis de la información existente va a permitir ser mucho más preciso a la hora de identificar las causas de muchos de los problemas de salud relacionados con este segmento de la población. Por ejemplo, hoy ya se sabe que una de las principales razones de las atenciones sanitarias de este colectivo tiene que ver con los accidentes domésticos, y en concreto con las caídas en el hogar.
Mientras que un resbalón o una caída puede ser un accidente de menor importancia, el riesgo que conlleva para las personas de edad avanzada aumenta considerablemente. ¿Resultará esta cuantificación en una normativa para los fabricantes de pavimentos y revestimientos de interior con exigencias en prestaciones antideslizantes como ya ocurre con los pavimentos de exterior? Nos puede sonar lejano pero otros países ya están yendo en esa dirección. Y en aquellos donde no es la normativa, es la iniciativa privada la que está adecuando las prestaciones de sus viviendas cuando van dirigidas a este segmento.
Por lo tanto, el primer paso en la búsqueda de la solución para las personas mayores (y aún más para aquellas que vivan solas) es la de mejorar la adaptación de la vivienda a la persona en cuestión que la vaya a ocupar.
Adaptar una vivienda implica invertir en especificaciones derivadas de las condiciones funcionales de la movilidad del usuario y del uso de sus espacios y equipamientos. La adecuación dependerá tanto de las características de la vivienda como del grado de autosuficiencia de los habitantes, aunque sin lugar a dudas serán bastante diferentes a como lo son en la actualidad.
Por ello, muy probablemente algunas de las soluciones se basarán en la adaptación de ciertas estructuras del hogar que consigan facilitar la vida de estas personas.
Veremos de manera generalizada pasamanos y barras de apoyo en los baños y/o entre las áreas de descanso y baño. Se eliminarán los pequeños desniveles del piso y transiciones entre estancias a los que hoy no damos gran importancia (tanto para reducir pérdidas de equilibrio mientras caminan como para facilitar la movilidad de los usuarios de ciertos equipos médicos).
Deberá existir un espacio suficiente que permitiera llevar a cabo un giro de 360 grados para el elevado número de personas que utilizarán silla de ruedas, y también espacio suficiente en los pasos de las puertas para que esta pueda moverse libremente.
Sistemas activos y pasivos (paredes y techos) que aumenten el confort acústico de un colectivo claramente afectado de manera general por la pérdida de audición.
Puertas que tengan la opción de ser desbloqueadas desde el exterior, para poder abrirlas en caso de que se produzca una urgencia en el interior. O baños y cocinas con accesibilidad para personas con movilidad reducida.
Integración de sistemas de alarma visual y acústica que permita avisar de alguna urgencia que esté pasando a los usuarios. Incluso sistemas de dispensación personalizada de medicamentos que podrán llegar a ser tan habituales en nuestras cocinas como un frigorífico.
No debemos obviar el tema de las VOCS, es decir, los compuestos orgánicos volátiles, los cuales se convierten fácilmente en vapores o gases. ¡Hoy en día según la Organización Mundial de la Salud (OMS) unos 4 millones de personas mueren en el mundo al año por la mala calidad del aire interior de los edificios! Y la población de mayor edad es la más sensible junto con los niños a este tipo de afecciones.
Edificios por tanto enfermos que acaban enfermando a sus ocupantes ¿Veremos por tanto materiales de interior que ayuden a depurar el aire como ya ocurre ahora con la fotocatálisis en materiales de exterior? ¿O sistemas de ventilación controlada en función de la calidad del aire? Muy probablemente sí…
A lo largo del tiempo, las viviendas equipadas con instalaciones técnicas y materiales de ayuda para la movilidad, seguridad o bienestar de las personas de avanzada edad serán cada vez más frecuentes.
La tecnología, sin duda ayudará a la automatización del hogar para ancianos y personas con discapacidad, con el objetivo de que éstos habiten en un hogar seguro, cómodo, con menores riesgos de accidente y con mayor autonomía para ellos mismos.
Estos hogares con el paso del tiempo experimentarán un mayor parecido a salas blancas, centros ambulatorios, geriátricos y hospitales según el caso.
Desde Apliqa creemos que será conveniente prestar especial atención a esta tendencia, sabiendo que todo lo mencionado anteriormente tendrá un gran impacto en la industria de la construcción y por supuesto entre los fabricantes y distribuidores de materiales.
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